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CONECTAR NATURALMENTE CONTIGO

Una de las cosas que nos deberían enseñar desde pequeños es a aprender a escuchar nuestro cuerpo, porque además de ser la máquina que nos transporta y mantiene vivos, también nos da señales muy claras cuando está fuera de forma. Existen maneras sencillas de aprender a practicar este hábito, por ejemplo apagar absolutamente todo en tu casa y simplemente escuchar el sonido que te rodea, ayudará a que tu sentido del oído sea más atento con lo que escuchas. Si ese ejercicio te parece muy difícil, comienza por algo mucho más simple, cuando bebas agua, por ejemplo, observa con mucha atención como poco a poco el agua baja por tu organismo, es una de las formas básicas de aprender a observar más allá de lo que está a simple vista, es una forma muy interesante de activar tu lado kinestésico interno.



La actividad física es una de las mejores formas de escuchar a tu organismo, ya que activa todos nuestros sentidos. De joven practique oficialmente la natación, además de divertirme en la playa junto a mi hermano con el Bodyboard, un deporte muy divertido donde te desplazas en la ola acostado en una tabla de goma de tamaño mediana, una experiencia deliciosa y llena de adrenalina, ya que para tomar la ola debía sujetarme equilibradamente, ni muy hacia abajo y tampoco tan arriba porque si no caía en picada directo al fondo de la ola, donde terminaba revolcada o simplemente perdía la tabla y la oportunidad. Hasta que de repente llegaba el momento ideal, donde se asomaba la ola perfecta y sentía como mi corazón se aceleraba con solo verla a lo lejos, es una sensación muy parecida a la ansiedad que te hacer sentir hacer una fila justo antes de subir a la montaña rusa, solo que aquí no hay fila no hay nadie, solo tú y la inmensidad del mar. Cuando mezclamos la actividad física con la pasión hacia lo que se hace, nuestro cuerpo reacciona como cuando estamos tomando esa ola.



Hace una década me enamoré profundamente del spinning, un deporte que recomiendo por la buena energía que deja en el cuerpo, después de una clase respiras diferente y la sensación de desintoxicación pulmonar se siente en el aliento y la lengua, sin olvidar la sensación de las piernas y el poder personal interno que te deja. Hace menos de siete años conocí una actividad física que jamás imaginé disfrutar tanto, correr; Este deporte me ha hecho mucho bien desde el primer momento que comencé a practicarlo, porque me hace soltar una carga energética sobre acumulada, además entro en una fase de trance mental donde solo soy yo y el lugar donde estoy corriendo.



Sentir y observar cómo respiras, los latidos de tu corazón, los pensamientos pesimistas que a veces quieren derrotarte y los positivos que vienen llenos de colores cargados de más fuerza, las melodías y las voces de tus canciones preferidas, todo eso acompañado de una reestructuración total de las conexiones cerebrales que te hacen cambiar de comportamiento sin darte cuenta, es una sensación fascinante. La mejor parte es el final, porque respiras de manera distinta, yo diría que de la forma correcta ya que al estar oxigenado, tu cuerpo y mente absorben y comprenden mejor tus estados anímicos, haciéndote entender que lo que te faltaba era moverte.



Si eres de los que aún sigue en el sillón y no practicas ningún deporte, ¡ACTIVATE! y comienza por caminar, al menos veinticinco minutos, o busca alguna actividad que realmente te apasione, puede ser el ciclismo, el kayak, el yoga, la natación, el skate, excursionismo o cualquier otra actividad que te haga mover el cuerpo y lo más importante conectes naturalmente contigo.


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